UA-110084627-1 VIEJITA TROTAMUNDOS: Un recordatorio de las primeras entradas a este blog: REFUGIADOS POLÍTICOS ESPAÑOLES

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martes, 26 de julio de 2016

Un recordatorio de las primeras entradas a este blog: REFUGIADOS POLÍTICOS ESPAÑOLES

Hoy 26 de julio, se cumplen 76… si, 7 y 6, setenta y seis años de haber llegado a México, de haber arribado al Puerto de Coatzcoalcos, Veracruz, en el sureste mexicano.
Hace unos años, me solicitaron un artículo para publicarlo en un libro conmemorativo a una serie de festivales que se hicieron entre el 2005 y 2007 llamados Encuentro Internacional del Mar.
Te adjunto una síntesis del mismo, pero como es un poco largo, tómate tu tiempo para leerlo, te aseguro que no te aburrirás… y si eres joven, verás que es una parte de la historia de México que tú, seguramente no conoces.
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Coat. … Coatza…Coatzacoalcos… ¡qué difícil de pronunciar!... ¿podremos hacerlo bien algún día…?
Este podría haber sido el comentario de algunos de aquellos españolitos _y lo hago en diminutivo porque la mayoría de ellos no pasaban de la treintena_ cuando llegaron a Puerto México, como entonces todavía se le llamaba al lugar que denominaron su puerto de la esperanza.
Corría el año de 1940 y el 26 de julio amaneció con un fuerte aguacero de corte tropical, típico de la región; parecía como si un caudaloso río manando del cielo lo inundara todo. Media hora después, las nubes se alejaron llevando su cuota de humedad hacia un pantano lejano. Le tocó ahora su turno al señor sol que empezó a dejar sentir su presencia aportando el calor para formar un implacable bochorno veraniego en el que, hasta las hojas les daba pereza moverse para sacudir las gotas del reciente chaparrón.
Por la población, escasa entonces, corría el rumor de que ese día llegaría un grupo de exiliados políticos en calidad de refugiados, que habían vagado por el Caribe desde hacía un par de semanas a bordo del paquebote Cuba y a punto estuvieron de ser regresados a la Francia, incendiada entonces, como pronto lo estararía toda Europa por la segunda guerra del siglo XX.
El Cuba, barco francés fletado por el Gobierno español en el exilio, había partido 21 días antes del puerto de Burdeos en Francia, con destino hacia Santo Domingo, pero trámites oficiales no bien llevados, habían provocado el rechazo de desembarco en ese sitio.
Durante la estancia del buque en Fort de France, en la Martinica, última escala antes de regresar a Burdeos, arreglos de última hora del político español Indalecio Prieto con el general Lázaro Cárdenas del Río, presidente de México, habían concluido con la aceptación de México de permitir el desembarco en un puerto mexicano; ¿pero qué puerto?. Normalmente era Veracruz el lugar donde ya habían arribado buen número de sus paisanos, pero ese puerto estaba hasta cierto punto saturado y no era conveniente complicar más la situación que México amablemente había aceptado.
Se determinó, dada la urgencia del momento, de fletar, a costo de una asociación del gobierno español en el exilio, un pequeño barco, también francés, el Saint Domingue, que llevase aquella carga humana al puerto mexicano que aparecía en el mapa como Puerto México.
Causaba curiosidad el acercarse a los muelles y ver de cerca a esas personas de quienes la prensa había difundido como un grupo en condición muy crítica.
Como siempre, las opiniones eran contradictorias. Algunas voces habían dicho: ¡Cuidado, son comunistas, indeseables, alborotadores, hormigas rojas que nos invadirán!
Otras, más conscientes que habían seguido el curso de la reciente guerra civil opinaban: Esa gente, luchó y perdió su justa causa al querer mantener un gobierno legítimamente constituido contra un golpe militar. Luego la historia nos diría que los efectos de ese golpe durarían casi 40 años.
En los muelles, durante días anteriores, la actividad había sido frenética. En unas bodegas de carga, se habían preparado areas de servicios mínimos: comedor, literas, baños, letrinas, un área para servicios médicos y administrativos, etc. En una palabra, todo lo indispensable para dar servicio de cuarentena a aquella ola humana que estaría de paso por el puerto mientras se asignaban áreas de México hacia donde serían enviados en definiva.
En la labor de preparación habían intervenido tanto autoriadades civiles como militares. Como siempre que hay que dar nombres uno queda mal; sólo mencionaré dos: El Dr. Armando Castellanos y el Sr. Ramón Figuerola Ruiz. Podría decirse que en ellos cayó principalmente la organización de aquel momento. El Dr. Castellanos, en ese entonces responsable de la salubridad municipal, había solicitado ayuda de la población civil, consiguiendo gran cantidad de ropa usada, blancos, y enseres mínimos necesarios. A don Ramón, quien fungía como síndico municipal, le tocó la labor de coordinación tanto con las autoridades militares y federales como la protocolaria con el gobierno español en el exilio.
El arribo y recibimiento fue notable y podríamos agregar que hasta entrañable. Aquellos cerca de 600 refugiados españoles tuvieron cerca de de dos meses para conocer y departir con los lugareños de aquella nueva tierra que en muchos sentidos les parecía exótica, pero que les permitió vivir y expresarse con libertad.
Poco a poco de acuerdo a lo convenido, fueron asignándose destinos definitivos dentro del sur mexicano. Varios grupos fueron a Chiapas, otros hacia Oaxaca. En Coatzacoalcos se autorizó que se quedasen los que tuviesen niños pequeños o bien, los que hubiesen encontrado un trabajo que les permitiese subsistir: Alrededor de sesenta de ellos se avecindaron allí y fueron mezclándose entre la población, formando descendencia y familias que hoy, son parte del trópico mismo.
No alargaré más el relato… y como todos los años que han pasado desde entonces, hoy repito una vez mas: ¡Gracias,México…!

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